El Bus de la USM y Los Viajes de Estudio

Relato y Fotos enviados por Roberto Bublik


Me pregunto hoy en día en que lugar descansarán los restos de nuestro recordado Bus. Que final le deparó el destino. Es posible que sus huesos hayan terminado en alguna fundición. A lo mejor las generaciones después de los 70 conocen la otra parte de la historia (ver NOTA 1 al final del artículo)

 

No me tocó presenciar su nacimiento pero hago recopilación de lo que contaban sansanos más “antiguos”.  Al ver por primera vez el “ Bus” de la USM  quiera uno o no, despertaba una curiosidad por tratarse de una creación mecánica poco convencional para aquellos tiempos ( 1962 ).  Es decir, era más largo que una micro tradicional o un Bus Interprovincial.  Lo que más llamaba  la atención era que en el interior, las ventanas tenían una especie de cenefas de género con pompones y flecos, aunque las cortinas ya no existían o las eliminaron. Igualmente daba esa sensación como cuando se  entra en un restaurante chino de barrio. O sea, un bus “enchulado”.

 

 


Por lo que explicaban en esa época, este bus originalmente japonés, fue enviado a la USM por ese país. Todo ello porque en esa época la CTE  (Cía. de Transportes del Estado, no confundir con Transantiago) requería renovar los buses que existían y se interesó en una oferta de la Mitsubishi. Para ello recurrió a la Universidad solicitando un estudio o evaluación técnica, con el objeto de contar con un respaldo para una eventual compra masiva. Se encargó esa tarea a un  Prof. de  Ing. Mecánica de apellido Tulke. Los resultados finales aparentemente satisfactorios permitieron el beneplácito para que el Gobierno adquiriese una apreciable cantidad de esos buses. Funcionaron con singular éxito en Santiago a pesar de que en esos tiempos todo lo japonés era considerado como tecnológicamente inferior, similar a lo que sucede actualmente con la industria china.

 

Pero vamos a nuestro bus. Existen versiones de que el Profesor fue invitado a Japón a ver la fabricación en forma local. Otras hablan de que el bus que se envió  a la USM  sirvió de conejillo de indias y que se  desarmó precisamente para dicha evaluación. Como sea, lo que quedó al final  fue una carrocería  del bus original que fue montado sobre un chasis de camión Ford  y  de esa manera podemos decir  que nació esa cosa híbrida media ilegítima y bastante exótica de tecnología norteamericana-japonesa-sansana. Nadie en todo caso puede dudar  que se trataba de una pieza única (ver NOTA 2 al final del artículo)

 


Ya en funciones y formando parte del patrimonio de nuestra querida universidad, desempeño importantes misiones de llevarnos a cuanta visita oficial  existiese como parte del programa de estudios y otras visitas relacionadas. Estas actividades por lo general consistían en eventos por el día a industrias cercanas en la Región.  Evidentemente,  la visita mas esperada y con mejor asistencia de voluntarios correspondía a la Cervecerías Unidas (CCU) de Limache. Nadie se perdía el ágape de garzas de cerveza con Hot Dog intercalado por el casi ignorado acto musical de un hombrecito de pantalones cortos a la usanza alemana que infructuosamente con un acordeón trataba de imponer unas marchas.

 

Sin embargo donde mas nos hicimos amigos de nuestro Bus fue en los viajes de estudio. Aprendimos a conocer todos sus achaques, tornillos sueltos y nos familiarizamos con cada resorte de sus asientos. Mal que mal fue casi nuestra segunda casa por tres semanas y testigo de chistes, discusiones, pololeos y de mucha amistad de la buena.

 


Era costumbre  que anualmente nuestra Universidad  organizara un Viaje de Estudios para todos los cuartos años sin hacer distinción de la especialidad ni sexo. Esto hacía que la aventura fuera doblemente interesante y llena de expectativas para todos los que se inscribían, considerando que el trámite era  totalmente gratuito y no obligatorio. La preparación previa era bastante prolija. Los organizadores en la universidad hacían valer  todo su repertorio de contactos con muchas empresas importantes  como también se contaba con los buenos oficios de numerosos ex­-alumnos que se encontraban trabajando y repartidos  a lo largo y ancho de nuestro país. De manera que la recepción en todo lugar era asombrosa. Mas allá de la visita técnica, no faltaban las recepciones formales y también las informales. A comidas, asados, paseos y hasta alojamiento tanto en hoteles, instituciones, como casas particulares.

 

Para el tiempo actual, resulta difícil  de asimilar que todo el costo corría por cuenta de la Universidad, la cual se cuadraba con una suma lo suficientemente abultada que permitía solventar los gastos tanto de traslado, alojamiento y alimentación. Incluso, como el encargado formal del viaje ante la administración de la universidad era algún profesor “paleta-buena onda” o hasta un ex-alumno reciente. Se contaba con facultades de manejar los dineros casi democráticamente. Si lográbamos ahorrar el pago de algún alojamiento en residencial o hotel, posteriormente  podíamos darnos gustos gastronómicos y salirnos un tanto del protocolo. El hecho es que pobreza propiamente tal no se sentía. Solo los cigarrillos los pagaba uno del bolsillo.

 

 

 

 


Los viajes de estudio clásicos eran o para el Norte, o para el Sur. Se entendía que el objetivo era llegar hasta Arica o hasta P. Montt,  derivando por  zonas ya sea turísticas en combinaciones con las diversas empresas que se encontraban en el trayecto. Por otra parte, a diferencia de lo que uno se imagina, estos viajes no eran cortos, mínimo dos semanas o mas.  En esos tiempos era  tradicional  visitar las empresas mineras,  CAP Huachipato, Infodema, Cía de Fósforos, Centrales Hidroeléctricas. Lota, etc. Como se pueden imaginar, no faltaban los episodios memorables y especialmente algunos casos de afianzamientos sentimentales que desembocaron en simpatías mutuas entre tiesos y cuadrados sansanos con voluptuosas y tímidas decoradoras que osaron inscribirse en estos viajes de estudio. Algunos personajes por culpa de este programa incluso llegaron mucho mas lejos: contrajeron matrimonio.

 

 

 

 


NOTA 1 (enviada por sansanos de los 70s). La micro funcionó incluso hasta principios de los 70s. La conociamos como la "Pancha" (no se si seria porque la atendía Don Pancho Rodríguez del Depto. Mecánica). En ella viajamos un grupo de 30 o mas sansanos a trabajos de verano en Febrero de 1972. También existía en nuestra época una camioneta tipo station wagon que le llamábamos la "Panchita" (la hermana chica de la "Pancha"). Igualmente estaba la camioneta de la USM pintada de color celeste, la que llamábamos la "Celestina",  y que servia para dar clases de conducción.


NOTA 2 (enviada por un sansano de los 50s). Una delegación de la USM fue a Mitsubishi a pedido de los interesados en comprar buses para servicio urbano en Valparaíso/Viña. El profesor de Ing. Mecánica Tulke estuvo a cargo, y un estudiante de Ing. Química (Susumu Sugiura) fue a Japón como interprete. El bus fue un "pago" por un buen reporte, y era completamente idéntico a los buses que se compraron para la CTE. Si se hicieron algunos cambios al bus eso paso varios años mas tarde, ya que ese bus estuvo en uso por varios años cuando yo era estudiante. Incluso se construyo un garaje especial para ese gran armatoste.